Nuestra compañía ha pasado por muchos y muy grandes momentos desde que empezamos a ensayar hasta esta recta final antes de llegar al día de la función. En una primera parte del proceso de ensayos, tuvimos que ponernos de acuerdo entre todos para darle forma a la idea y decidir qué queríamos contar y cómo queríamos contarlo.

Asís, el compositor musical, en seguida se puso a crear ideas para nuestra pieza, y todo empezó a tener una forma más concreta. Desde entonces, el proceso de ensayos avanzaba paralelamente: por un lado el entrenamiento físico de los acróbatas, y por otro los ensayos musicales; para poner luego en común todo el trabajo y seguir creando.

El día que pudimos ensayar en la Sala Negra que nos proporcionó el festival obtuvimos resultados muy gratificantes de nuestro trabajo, y el consejo y las críticas de nuestros mentores nos ayudaron mucho para terminar de atar los cabos que estaban sueltos.

Ha sido un proceso muy divertido en el que todos hemos trabajado poniendo todas nuestras capacidades y nuestro corazón. Es por esto que el producto final es el resultado de mucho cariño, mucho esfuerzo, mucha energía y mucho humor.

El humor, precisamente, ha sido uno de los pilares de nuestros ensayos, y es por él que tenemos anécdotas con las que todavía sale alguna que otra carcajada al recordarlas; como por ejemplo un resbalón de última hora en una foto “oficial”, capturado por una cámara en modo automático; o el desternillante momento en el que se nos planteó el reto de “estar 15 segundos callados mirando a una cámara”, para uno de los vídeos del festival. En resumen, hemos recorrido un camino complicado, pero en muy buena compañía, que siempre lo hace más llevadero.