Todo empieza con una idea. “Hay algo que quiero probar” es una frase que no deja de repetirse en los ensayos. Así, se expone la idea sobre la que se quiere investigar y surge una propuesta.

En “Proyecto 8”, empezamos trabajando con los conceptos de soledad y sociedad, (entiéndase como la relación con uno mismo y con los demás), y valorando los distintos puntos de vista sobre la necesidad de relacionarse que tiene el ser humano. Cada uno comparte el imaginario de su universo para acotar la propuesta y empezamos a jugar, a probar, normalmente a través de una improvisación.

La realidad es que nunca salen dos ensayos iguales, aunque todos hayan tenido un objetivo común. Ha habido días más fáciles, y otros menos, pero la ilusión que produce ver que las cosas salen, esa explosión de energía que supone bailar con otras seis personas que comparten tu idea y tu ilusión, hacen que todo el esfuerzo merezca la pena.

Al final todo consiste en eso, una ilusión, un impulso que nos obliga a superarnos, una meta común que compartir. Está siendo una experiencia inolvidable y realmente enriquecedora, y no vemos el momento de que llegue el viernes 25 para poder compartirlo con el público.