Categoría: Danza
Dice Paulo Coelho que “Cuando una persona desea realmente algo, el universo entero conspira para que pueda realizar su sueño.” Y esta pieza es una conspiración de principio a fin, pues en ella se juntan artistas que en un inicio no se conocían y se vieron conectados por la suma de cuatro factores: casualidad, voluntad, emoción y melodía.
En abril de 2015, la compañía de danza WiTeam actuó en un certamen de baile: RockUp. Allí estaba Patty de Frutos, que había acudido al evento para cubrir con su cámara el registro audiovisual. Esa misma noche editó la única coreografía que había tocado su fibra, mientras continuaba un escrito que había comenzado aquella misma mañana. En él hablaba de Sara. Sara, el nombre recurrente con el que daba vida a todo lo que habitaba en su cabeza. Todo esto sin saber que la coreógrafa de la pieza, se llamaba así también.
Pronto lo descubrió, y encontró a Sara Sánchez. Habló con ella, le explicó lo que había sentido al verles bailar aquel día, y lo que había producido después. Era el Día internacional de la Danza, y subía a internet el vídeo: “La nube blanca de Sara”. https://www.youtube.com/watch?v=A8wd_mDz7pA
Poco después, Sara decidiría coreografiar el poema de Patty. Dando forma a ese mensaje común, a ese diálogo que había surgido espontáneamente entre la danza y la poesía sobre la pieza de piano «Nuvole Bianche» de Ludovico Einaudi.
Tras dos representaciones y una emocionada respuesta del público, “La nube blanca de Sara” persigue incorporar la música en directo, para que el mensaje cobre más vida que nunca y sea capaz de llegar a todos.
Esta, como tantas otras obras de arte, es el resumen de un proceso, una búsqueda, una reflexión, y esa necesidad tan maravillosa de todos los seres humanos: COMPARTIR.